jueves, septiembre 07, 2006

Efímero en abrojos



De improviso te puede invadir

La súbita necesidad de hacer cosas

Que nunca has hecho

Y en un instante sentirte atravesado

Por cientos de animales en fuga...

Pero esa sensación extraordinaria

Es igualmente menor

Respecto a la velocidad de tu sangre

Podés llegar a pensar que te está por explotar el corazón



Ves que la gente del campo

Se reúne a tu alrededor para mirarte

Pero el ruido del flujo es tan fuerte

Que cubre todo lo que rumorean

Y el dolor es tan grande

Que quisieras morir para no sentirlo más

Pero no morís



Al final cuando el dolor se aplaca

Te adormentás

Y en el sueño te preguntás para qué sirve

Ese dormir sin sueño y sin imagen

Ese vivir, efímero, entre abrojos



Nada podrá entonces suceder mientras no despiertes

(De esa pequeña eterna muerte)

Y es al abrir los ojos

Que te descubrís siendo un Dios



Todo asume un carácter exorbitante

Sentís una fuerza física explosiva

Tu mirada es tan aguda

Que ves a los animales de presa

Antes que ellos te descubran

El ritmo de la selva fluye por tus venas

Y hasta parece que las plantas se inclinaran a tu paso



Es la estación reservada al poderío de las almas

El período de las trampas

Y mi espíritu saliendo del cuerpo yoico

Se prepara para la caza



Durante este tiempo

Se debe reducir al máximo la dieta

No intimar con ningún tipo de bicho o de mujer

No matar animalitos al pedo

Ni siquiera aquellos que vienen casi a pedirte por favor

Que los revientes

Los animales hablan mucho entre ellos

Y matando alguno, no se haría otra cosa

Que provocar inquietud en sus espíritus

Siendo así, estarán alerta



Dirán al tapir que ese otro tapir

Que se acerca y sonríe

No es más que el simulacro de un alma humana

Y la trampa fallará

Vermes, larvas y termitas, pueden ser comidos

Pues no saben hablar



También las tortugas

Y los perezosos pueden comerse

Porque hablan tan lentamente

Que el nivel del río habrá descendido

Los pantanos se habrán secado

Y el período de las trampas habrá terminado

Para cuando ellos concluyan



Importante es encontrar un lugar del sendero

En el que pasen entre dos árboles las huellas

Construir un arpón sólido 

Emplazándolo a la altura del corazón

Para que sea mortal

Luego cubrirlo cuidadosamente

Con ramas y cortezas



Incluso el estúpido tapir

Que se hace engañar por un alma travestida

Reconocerá a lo lejos una trampa

Si no se cubre cuidadosamente con follaje

El arpón puntiagudo



Los días siguientes

Los dedicamos a recoger hierbas curativas

Y fruta, que todavía crecen silvestres

En las antiguas chacras de un pueblo abandonado

Hasta que una noche vi en sueños

La trampa dispararse al alba



Partimos a las cuatro

Llegamos al lugar poco antes del amanecer

Entonces sentimos el rumor seco y un grito

Un tapir enorme

Se lanzó sangrando contra los arbustos

Y a los pocos metros

Cayó muerto en el abrojal



A veces (como ves) te encontrás haciendo cosas

Que nunca hubieses imaginado

Sin embargo es la memoria

La que nos impone una historia

Con su consecuente identidad

La memoria es el engaño

Y el deseo su trampa



(Te cuento esto para ayudarte a cambiar

A pensarte otra

Quisiera que cambies tanto

Que mi memoria no te alcance y reconozca:

El día, tras la noche ha de ser

Se trata sólo de aprender

Y luego adivinar)


Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: La foto pertenece a la muestra "Tekoporâ" realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires, Argentina (2015), marcando un hito, al tratarse de la primera vez que una exposición paraguaya se presentó en dicho museo y que tal institución alojó una istalaciòn de carácter integralmente indígena y popular.























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